¿Por qué utilizar productos a base de microorganismos en la agricultura cuando ya hay miles de millones de ellos en el suelo?
Esta es una de las preguntas más frecuentes y, para responderla, optamos por presentar algunos elementos científicos 👇
En efecto, las plantas y los microorganismos han vivido en simbiosis desde siempre, pero esta relación tardó decenas o incluso cientos de años en desarrollarse.
La agricultura, sin que nos demos cuenta, ha alterado (y sigue alterando) balances que tardaron mucho tiempo en establecerse.
1 - Ahorrar tiempo
Tomemos un ejemplo concreto, la bacteria fijadora de nitrógeno, Rhizobium leguminosarum.
Las legumbres tienen la capacidad de fijar el nitrógeno del aire mediante su colaboración con bacterias del género Rhizobium.
Cuando se empieza con un cultivo de leguminosas, el suelo contiene poco Rhizobium ya que estas bacterias no tienen ningún compañero para establecer una simbiosis. Hay que tener en cuenta que los rizobios difieren según la legumbre, es decir, un rizobio de soja no creará una simbiosis con un guisante (y viceversa).
Claro que las bacterias acabarán por aparecer, a través de la contaminación de las plántulas, por ejemplo, y, en un entorno favorable, se multiplicarán. Pero este proceso llevará tiempo (decenas o incluso cientos de años).
La inoculación le ahorrará tiempo.
2 - Combinar aliados más eficientes con los cultivos
Eficiencia o competencia, ¿cuál elegir?
Desde los años 80, las publicaciones científicas han demostrado que las cepas autóctonas o nativas suelen ser las más competitivas pero no necesariamente las más eficientes, es decir, las que llevarán a la planta a producir más biomasa.
El propósito de la inoculación es introducir cepas competitivas y eficientes para asegurar que el cultivo cuente con los mejores aliados.
En el diagrama de abajo podemos ver que las cepas turquesas son muy competitivas, y a menudo son ellas las que consiguen establecer simbiosis. Por otro lado, son menos eficientes que otras en la producción de biomasa.
Evolución del microbioma en los últimos 50 años
Otro estudio especialmente interesante de la Universidad de Illinois, publicado la semana del 10 de marzo de 2021, presenta la evolución del microbioma en torno a la rizosfera del maíz desde 1949 hasta la actualidad.
En este estudio, vemos que el microbioma ha perdido su capacidad de fijar nitrógeno atmosférico, lo cual es lógico porque alimentada con fertilizantes minerales, la planta tiene menos necesidad de que las bacterias desempeñen este papel.
Por otro lado, durante los últimos 50 años, el maíz tiende a reclutar bacterias desnitrificantes para liberar el nitrógeno mineral.
Este estudio demuestra los efectos que han tenido las prácticas agrícolas de los últimos 50 años, las cuales favorecieron e incluso seleccionaron un tipo de microbioma en los suelos. Todo esto sin que seamos conscientes de ello.
Sin embargo, este microbioma no será necesariamente el más eficiente frente a las nuevas prácticas y tardará muchos años en adaptarse de nuevo.
En la actualidad, gracias a la tecnología, podemos ofrecer aliados microbianos seleccionados por sus propiedades agronómicas de forma mucho más rápida, acelerando un proceso que la naturaleza tardaría mucho más en completar.
Acelerar un proceso que la naturaleza tardaría mucho más en completar
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